La Oración, Guerra Espiritual Serie #9
Lo que pidamos en oración, eso recibiremos. Pero claro está, no oraremos de una forma egoísta. No pediremos Señor, dame un millón de dólares porque me quiero ir a Hawái de vacaciones. Obviamente no vamos a recibir cosas que son para la carne. Pero si oramos conforme a la voluntad de Dios, con fe, Él nos escucha. Si oramos con fe, tendremos respuesta.
Orar con fe, es muy importante; porque si oramos sin fe, es como decir Señor, ayúdame, si tú quieres. Si no creemos que Él está dispuesto a ayudarnos, si no creemos que es su voluntad el bendecirnos, si no creemos que es su voluntad el que su palabra se cumpla en nuestra vida; es dudar de su palabra.
Si oramos con fe, Él nos responderá, en Jeremías 33:3, dice la palabra, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré conocer cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Cuando tenemos fe, si oramos con fe, el Señor es maravilloso y cumple su palabra. En Santiago 1.6 dice, “Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento”.
“Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas”, Pedro creyó, creyó que si era el Señor, él creyó que iba a caminar en el agua. El Señor le dijo: Ven, entonces Pedro salió de la barca, y fue caminando. Pero qué pasó luego, dudó. Y qué pasó cuando dudó, se hundió. Porque el Señor responde a través de nuestra fe.
A muchos que se le acercaban con fe por una sanidad, como la mujer del manto, que nada más le tocó el manto y se sanó, le dijo, hija, tu fe te ha salvado. Pero con la oración sin fe es como retroceder y destruimos lo que Él nos manda y el enemigo de repente a través de la brujería, a través de sueños, a través de palabras, nos manda maldiciones. Pero cuando oramos con fe, con entendimiento, con revelación, destruimos lo que el enemigo envía en nuestra contra.
Estaremos destacando y tratando en esta serie como Jesucristo mismo tenía una vida de oración, y la importancia de que nosotros también llevemos una vida de oración.
También debemos de orar como hijos de Dios, no como los religiosos. Si oramos con fe, tenemos respuesta. La oración en unidad, en la iglesia, toda la congregación orando por un mismo propósito, por un mismo sentir, en el mismo espíritu, también trae respuesta.
También compartiré las diferentes razones por las que debemos orar, por las que debemos interceder.
Punto 1: Mantener una vida constante de oración
Jesucristo tenía una vida de oración. En la Palabra miramos diversas Escrituras donde el Señor a diferentes horas, aún en la madrugada, se levantaba a orar. Si somos sus discípulos, debemos aprender de nuestro Maestro. Aquello que el Maestro hizo, tenemos nosotros que hacerlo.
Menciona Mateo 14:23 “Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”, vemos como El Señor una vez que termina de predicar, de hacer su obra, de sanar, de liberar; después se aparta al monte a orar él solo. El Señor tenía una vida de oración permanente.
Lucas 6:12, “En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios”. La noche, es el tiempo más propicio para orar; el Señor se puso a velar solo, se apartó al monte a orar.
Existen varias Escrituras que hacen mención acerca de Jesús ir al monte a orar, Él se iba a un lugar alejado, apartado del bullicio del mundo. Obviamente es un poco diferente porque en aquel tiempo, como el Señor dijo, no tenía ni dónde recostar su cabeza, Él no tenía casa, Él andaba haciendo la obra de lugar en lugar. Pero así con su humildad y sencillez, cuando terminaba de predicar, él se apartaba muchas veces y se iba solo a orar; aún de madrugada.
En Lucas 22:45, “Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza”. Ya se acercaba el tiempo de ser crucificado. Aun cuando estaba en ese momento difícil, también él oró.
El Señor oraba por diferentes razones, por diferentes propósitos, a diferentes horas; apartado. Una cosa muy común que él hacía muchas veces, se apartaba solo; solo en la presencia del Padre. Se iba solo, ni siquiera en la presencia de los discípulos. Se iba solo a orar. Y es bueno mirar todas estas cosas, porque de una manera u otra, deseamos ser imitadores del Señor. Deseamos imitar todo lo que él hacía, con humildad, con amor, con fe y en obediencia. Nosotros deseamos ser como él.
En Mateo 26:39, “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”.
Obviamente, en ese momento que estaba en angustia, oró también, él oraba prácticamente en todo momento. Él oraba por diferentes y todas las razones.
El Señor mismo tenía una vida de oración. Eso en sí es suficiente razón para que tú y yo busquemos establecer y tener esa vida de oración. Porque si él, siendo Dios, oraba, oraba mucho, oraba de madrugada, de repente pasó la noche orando, oraba cuando estuvo angustiado, pues cuánto más tú y yo que tenemos debilidades carnales y que no somos dioses, no nos comparamos a él; cuánto más tú y yo debemos de orar.
Punto 2: La importancia de vivir una vida de oración.
Es importante, una vez más, porque el Señor mismo lo hizo. Eso en sí es suficiente razón para que tú y yo lo hagamos, vivir una vida de oración. Porque ser discípulo significa ser como el Maestro. Y si el Maestro consideró necesario orar como lo hacía, pues también es necesario para ti y para mí, aunque Él tenía toda la autoridad contra los poderes de las tinieblas, cuanto más nosotros. Y aun así se re fortalecía y se mantenía en la presencia del Padre en oración.
En Lucas 18:1, La palabra dice: “También le refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”. Aquí el Señor dio una parábola de la importancia de orar.
Sólo que es muy importante orar, pero no solamente orar; orar sin desmayar. Es decir, cuando oramos y de repente pareciera que no recibimos aquello que pedimos, no es para que nos detengamos ahí; debemos perseverar más.
También encontramos en Daniel, cuando él buscó del Señor y oró, la respuesta inmediatamente le fue enviada. Aunque el príncipe de Persia le opuso por 21 días, Daniel perseveró en ayuno y oración hasta que la respuesta llegó. Entonces así como Daniel perseveró, así es como nos manda el Señor a perseverar.
Si el juez injusto hizo justicia a esa mujer por ser insistente, cuánto más el juez justo no hará justicia a nosotros si somos insistentes. Salmo 145:18, “Cercano está el Señor a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras”. El Señor está cerca a quienes le invocan de verdad. Tenemos que invocar el nombre del Señor en oración. Tenemos que buscar su presencia. Si lo buscamos con todo el corazón, en espíritu y en verdad, el Señor se acerca a nosotros, el Señor nos escucha, el Señor nos responde.
Romanos 12.12, “Gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constante en la oración”. Aquí el Señor a través de Pablo nos da palabra. El que estemos firme en el Señor no significa que no tendremos tribulación. En este mundo habrá tribulación porque tenemos un adversario que nos odia. Tenemos un adversario, pero dice la palabra sufrido, es decir resistente, es decir firme ante la tribulación, es decir no retrocedan porque haya adversidades. Desafortunadamente tendremos adversidades, pero debemos de ser constante una vez más en oración. A través de la oración nos fortalecemos, a través de la oración la tormenta llega, pero no nos hace caer porque si nos mantenemos firme en fe, en oración, el Señor nos sostiene.
1 Tesalonicense 5:16-18, “Estén siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. Una vez más, oren sin cesar. Hay muchas escrituras donde se nos manda el que oremos sin cesar. Dando gracias a Dios en toda situación, sin quejarnos, porque esta es su voluntad para nosotros en Cristo Jesús. Debemos de orar, dar gracias aún en nuestras tribulaciones, en nuestras adversidades, en aquellas cosas que el diablo causa que no agradan a la carne, que nos afligen; aún en estas situaciones debemos de mantenernos firmes en la oración, dando gracias a Dios. Esta es la voluntad de Dios y hay sabiduría en lo que Él manda.
Cuando somos obedientes, cuando estamos firmes en la fe y oramos aún en la adversidad, se crea una atmósfera que el diablo no puede aguantar. Imagínense, Él esforzándose para afligirnos, para que estemos tristes, para que nos quejemos, para que pensemos que es el fin de todo porque todo se mira oscuro, pero ahí nosotros no nos fijamos en cómo se mira todo alrededor, porque caminamos por fe y no por vista y en medio de esa situación adversa que parece oscura, estamos dándole gracias a Dios y estamos en oración. Eso es tormento para el diablo, el diablo no soporta por mucho tiempo una atmósfera así, en la que él se está esforzando para poner todo oscuro; pero nosotros nos mantenemos y resistimos firmes en la oración, en fe y dándole gloria a Dios.
Hechos 6:4, “Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra”. Aquí están hablando los apóstoles, ellos entendían, sabían la importancia de la oración. En ese tiempo ya la congregación iba creciendo rápidamente, pero había muchas damas, ancianas o viudas que necesitaban ayuda y en ese tiempo los apóstoles repartían y proveían el alimento a los necesitados con las ofrendas recibidas. Entonces hubo ciertas críticas de que ellos estaban descuidando las ancianas o las viudas; luego los apóstoles se reunieron y dijeron no es justo que nosotros descuidemos la oración y el compartir la palabra por repartir las mesas, entonces eligieron a siete hombres llenos del Espíritu Santo.
Ellos entendieron la importancia de la oración; entonces asignaron personas llenas del Espíritu Santo para que repartieran a los necesitados.
Aunque el ayudar al necesitado y más aún los hermanos de la congregación es importante; ellos entendían que era más importante, de mayor relevancia la oración.
Colosenses 4:2, “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”.
Aquí como en el versículo que compartimos reciente, habla de perseverar en la oración y con acción de gracias. Estos son dos aspectos que debemos de mantener firmes, vigente, constante en nuestra vida, orar y dar gracias a Dios. Cada vez que nos demos cuenta que hay algo negativo, debemos decir: Señor perdóname, yo te doy gracias porque en medio de esta situación Tú estás con nosotros, Tú estás conmigo. Señor, yo te doy gracias porque aunque todo se mire oscuro, yo no camino por vista, sino por fe. Yo sé que Tú eres más grande que esta tormenta que hay en mi camino. Tenemos que aprender a dar gracias a Dios. Y muchos de nosotros tenemos la mala costumbre de quejarnos ante las adversidades.
Es algo que lo hemos aprendido del mundo, pero ahora tenemos que permitir que nuestra mente, que nuestros corazones sean renovados por la Palabra de Dios. Mientras más permitimos que la Palabra de Dios penetre en nuestra mente y nuestros corazones, miraremos más claramente y más cerca la gloria de Dios manifiesta en nuestra vida.
Punto 3: Debemos de orar como hijos y no como los religiosos.
Los religiosos, ellos usan cierta palabrería, repeticiones y aparentan orar ferviente y constantemente. Piensan que por muchas palabrerías le van a escuchar, pero no es así. La oración verdadera es una forma de comunicación con Dios.
Es una manera en la que hablamos con Dios. Es una manera en la que derramamos nuestro corazón al Señor, nuestras súplicas, nuestras necesidades, nuestras situaciones familiares y adversas. Es una manera en la que nos comunicamos con nuestro Padre. Entonces, la oración verdadera no consiste en una serie de palabras específicas, sino en presentar lo que en el momento es necesario.
1 Juan 5.14, “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye”. Es muy importante, pedir conforme a su voluntad.
Los religiosos, ellos oran conforme a su propia voluntad, porque desafortunadamente ellos y aún nosotros mismos fuimos enseñados mal, pero ahora todos tenemos la oportunidad de enderezar nuestros caminos y empezar a reaprender, a orar conforme a la palabra de Dios.
La falsa doctrina nos ha enseñado a orar de una manera egoísta, por el yo, yo, yo y yo; pero yo de una manera egoísta, para gastar en nuestros propios deleites.
Para que nuestras oraciones sean más efectivas, debemos estar constantes en la palabra de Dios y aprender a orar conforme a la voluntad de Dios. Debemos llenarnos cada día más de la palabra de Dios, porque mientras más conocemos la palabra de Dios y mientras más oramos conforme a la palabra de Dios, más respuestas recibiremos y es menos probable que oremos erróneamente. “Más tú, cuando ores, entra en tu cuarto, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 5:6).
Y el orar, no es hablar por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabrerías. Eso de orar en secreto, de orar en privado, es algo también que todos debemos de poner en práctica, porque el mismo Señor lo hacía. El mismo Señor se alejaba de sus discípulos y de las multitudes para orar en privado. El Señor se apartaba a orar solo y no solamente lo hizo como ejemplo. Claramente la palabra nos manda a que cuando oremos, estemos en nuestra habitación o un cuarto tranquilo en secreto, irnos a un lugar donde nadie nos esté mirando, al monte, a un río, a un bosque, donde nadie nos mire y simplemente estemos en la presencia de Él en oración. Ese tiempo de intimidad con Dios es importante. Ese tiempo de intimidad con el Señor nos fortalece.
Punto 4: Debemos de orar conforme a su voluntad.
Juan 14:13 “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que le Padre sea glorificado en el Hijo”, Aquí el Señor está dando una promesa, esta promesa es para los hijos, para los que caminan conforme a su voluntad y oran conforme a su voluntad.
Porque él promete que, lo que pidamos en su nombre, Él lo hará. Cuando lleguemos a esa obediencia hacia Él, cuando conozcamos su voluntad y oremos en fe, lo que pidamos en oración, eso recibiremos. Pero claro está, no oraremos de manera egoísta.
No pediremos, Señor dame un millón de dólares, porque me quiero ir a Hawái de vacaciones, porque obviamente no vamos a recibir cosas para la carne. Pero si oramos conforme a su voluntad, en fe, Él nos escucha; se cumplirá Juan 14:14, “Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré”.
Si llegásemos a orar sin fe, es como decir, Señor ayúdame, sin tener la confianza de recibirlo. Si tú quieres, es como estar dudando, si no creemos que Él está dispuesto a ayudarnos, si no creemos que es su voluntad el bendecirnos, si no creemos que es su voluntad el que su palabra se cumpla en nuestra vida, es estar dudando de su palabra. Pero si oramos con fe obtendremos cosas mayores aún de las que pedimos, como lo dice Jeremías 33:3, “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y ocultas que tú no conoces”.
Cuando tenemos fe, si oramos con fe, el Señor es maravilloso, Él nos responderá.
En Santiago 1.6 dice, Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, agitada y llevadas de un lado a otro por el viento. Pedro, cuando le dijo, Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas, él creyó, creyó que si era el Señor; entonces Pedro salió de la barca e iba caminando. ¿Pero qué pasó luego? Dudó. ¿Y qué pasó cuando dudó? Se hundió, porque el Señor responde a través de nuestra fe.
A muchos de los que se le acercaban con fe, por una sanidad, como la mujer de flujo de sangre, que nada más le tocó el manto, se sanó, y El Señor le dijo, hija, tu fe te ha salvado. Porque cuando hay fe, su poder opera a nuestro favor. Pero cuando dudamos, es como detener la bendición de Dios a nuestra vida. Porque el Señor está complacido en nuestra fe.
El Señor quiere que creamos que Él es quien es y que Él recompensa a los que le buscan con diligencia. Él no quiere que dudemos de Él. Él quiere que estemos precisos, certeros en nuestros corazones, que Él es fiel a su palabra y que todas sus respuestas son sí y sí para aquellos que en Él confiamos y creemos en Él.
Mateo 21:22, “Y todo lo que pidieres en oración, creyendo, lo recibiréis”. Una vez más, todo lo que pidiéremos en oración, buscando la presencia de Dios, creyendo, sin dudar, lo recibiremos. Esa es un área donde tenemos que trabajar, donde muchos tienen que trabajar en ella, porque muchos piden, oran, buscan y no reciben.
Nada cambia, porque no hay fe; hay duda. Como dijo el caballero, el hombre que tenía al niño enfermo de algo parecido al autismo, que le pidió ayuda; el Señor le dijo, si crees, para el que cree, todo es posible. Y él dijo, él reconoció que tenía incredulidad, como que no creía. Él le dijo: Creo, ayuda mi incredulidad. Es decir, es como que creía, pero tenía incredulidad. Entonces, de repente, de ese caballero tenemos que aprender.
Y si hay incredulidad en nuestros corazones, hay que buscar a Dios y decirle: Señor, ayuda mi incredulidad. También el Señor, por su misericordia, ha provisto ministros; como es mi caso, que con liberación, con oración de liberación, pueden también ser libres de espíritus inmundos que están detrás poniendo incredulidad. Pero hay que ser libre de la incredulidad para que podamos recibir más prontamente lo que pedimos.
Hechos 10:31, “y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios”. Cornelio era un hombre que ni siquiera conocía a Dios, pero sí era justo de corazón; Él era temeroso de Dios, era constante en la oración, y ayunaba, él daba limosnas. Él tenía un corazón noble, y aunque no conocía a Dios, él era constante, perseverante en la oración, es así como el Señor envió un ángel que le dijera, Cornelio, tu oración y tu limosna han sido recordadas delante de Dios. Y aun no conociendo a Dios, el Señor, a través del ángel le dio instrucciones de cómo contactarse con uno de sus discípulos para que recibiera palabra con la que sería salvo él y aquellos que estaban con él. Entonces, la oración con constancia y con corazón noble, trae la respuesta de Dios a nuestra vida, pero hay que ser paciente; a veces no recibimos la respuesta cuando la estamos esperando y como la estamos esperando, porque es en el tiempo del Señor y a su manera.
Punto 5: Debemos de orar en unidad de espíritu.
La congregación unida en oración por el mismo sentir, trae respuesta.
En Mateo 18:20 dice la palabra, “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Si estamos unidos en oración, si estamos unidos buscando la presencia de Dios en el mismo sentir, en el mismo espíritu, con el mismo propósito, el Señor está complacido en ello.
Yo diría, como dice la palabra, somos santificados, perfeccionados a través de la unidad; el Señor está complacido en la unidad. En la palabra miramos diferentes historias que pasaron donde había situaciones adversas y la congregación unida oraba y la respuesta del Señor llegaba. Por ejemplo, cuando Pedro estaba en la cárcel, en Hechos 12:5, dice la palabra que él estaba custodiado en la cárcel, pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él y el Señor envió respuesta para que Pedro fuese libre de la cárcel.
El Señor también dijo en Mateo 21:13, “Escrito está, mi casa, casa de oración será llamada, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. El Señor desea que su casa, su iglesia, sea casa de oración. Es decir, es la voluntad del Señor que una iglesia como ésta, este en oración constante y sea llamada casa de oración, porque vive en una vida ferviente de oración. Eso es lo que agrada al Señor.
Punto 6: Diferentes causas por las que debemos orar.
Esta es una lista no exhaustiva. Hay muchas más razones por las que debemos orar, pero estaré presentando una pequeña lista de motivos de oración para que la mente vaya siendo renovada y ustedes tengan algo por lo cual estar orando.
Debemos orar por sabiduría.
Si de repente a uno le falta sabiduría en algunas áreas, podemos pedirle a Dios. En Santiago 1:5 dice la palabra, “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”. Entonces, si le hace falta sabiduría alguna, con fe buscamos la presencia de Dios y le pedimos: Señor, yo deseo más sabiduría.
Señor, yo deseo entender tu palabra. Señor, yo deseo poder comprender cuál es tu perfecta voluntad. Señor, dame sabiduría para manejar mi hogar, para manejar a mis hijos, para servirte, para servir en la iglesia.
Cuando está la adversidad debemos orar por sabiduría para no caer en tentación, pues podemos pecar o salirnos de la voluntad de Dios.
Debemos orar por nuestros enemigos.
Esta palabra que les voy a compartir, yo diría que todos deberían de escribirla, y mantenerla, y leerla muchas veces, hasta que se le grave, se le grave, se le grave; que esté ahí disponible siempre.
Porque estamos en el tiempo final, y el diablo controla la mente de muchos en este tiempo. Hay muchos demonios del tiempo final que están saliendo de abajo del abismo, y controlan la mente de las personas muy fuerte, y de repente hacen que muchos aún de los más cercanos a nosotros, de repente los hijos, padres, cónyuges, amigos, las personas que más confiamos, o los líderes de la iglesia, de repente se comportan de una manera totalmente inesperada, que en realidad, a menos que estemos firmes en la fe, nos lastima. Entonces en esa situación, la carne, lo que quiere es responder de la misma manera que nos están tratando.
No podemos complacer la carne, dice la palabra aquí en Lucas 6:27-28, “Pero a ustedes que me escuchan les digo, amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan”. Y hay más palabra que nos manda a lo mismo y dice, Para que seáis hijo de mi padre, que está en el cielo, porque si bendicen nada más a los que les hacen el bien, ¿qué mérito tenéis? Si oran solamente por los que te aman, pues ¿qué mérito tenéis? Si solamente saludas a los que te hacen el bien, ¿qué mérito tenéis? Pero vuestro padre celestial, él hace salir el sol para los justos y los injustos.
Tenemos que ser obedientes a la palabra de Dios, por lo tanto es una razón importante, orar por los enemigos.
Una vez más, como manda la palabra ¿qué tenemos que hacer?: Ellos nos maldicen, nosotros bendecimos; Ellos nos odian, nosotros le hacemos el bien; Ellos nos persiguen, nosotros oramos por ellos.
¿Qué debemos de hacer cuando nos tratan mal? Maldecirle de regreso o ir a darle un puño. Ninguna de las dos, debemos orar y bendecirle.
Nuestras armas no son carnales, son espirituales. Al final de cuentas, yo sé que de repente pareciera injusto porque pareciera que algunas de estas personas se están saliendo con la suya, como que nada pasa y siguen haciendo el mal y nada pasa. Pero de cierto le digo que el Señor vengará. El Señor viene pronto y tiene su recompensa para todos. Y Él le pagará a cada uno conforme a sus obras. Si nosotros hacemos lo que Él manda y bendecimos a nuestros enemigos, oramos por ellos y les hacemos el bien, aunque ellos continúen haciendo el mal; dice la palabra que amontonamos pila de fuego sobre su cabeza. Imagínense qué va a pasar cuando el Señor venga en su gloria con sus ángeles. Si no se arrepienten a tiempo aquellos que nos hacen el mal, ¿se van a poder mantener de pie? No lo creo.
Si hay alguien que sabe cómo pagar a los perversos que no se arrepienten, es el Señor. En realidad, de aquellos que nos odian, debemos tener compasión. Si hay alguien que sabe cómo pagar bien a los que hacen el mal, es el Señor.
La realidad es que Él es un juez justo y hará justicia. Y en esta experiencia que yo tengo en servir en liberación, yo he mirado como cuando Él suelta su ira en ocasiones por su misericordia, no porque yo me lo merezca ni porque ninguno de nosotros seamos dignos, yo diría por su misericordia. En muchas ocasiones en estos años que he estado sirviéndole, el Señor ha hecho su presencia de una manera gloriosa y poderosa.
Y cuando Él se ha presentado, que estamos en oración, que estamos en liberación, el enemigo cruje los dientes. El tormento es algo más allá de lo que podamos comprender y entender. Debemos tener compasión de aquellos que hacen el mal, porque si no se arrepienten el castigo que le espera es intolerable, es fuerte. El lago de fuego es real, y el Señor sabe cómo castigar a los impíos, así que yo invito a todos, enderecen sus corazones, arrepiéntanse, al Señor viene pronto, el viene por una iglesia limpia, sin mancha y sin arruga. Y ciertamente los impíos, Él no les tendrá por inocentes.
Ahora todos tenemos la oportunidad de volver nuestros corazones a Él, al Señor; más que palabras, Él quiere nuestro corazón, Él quiere un corazón que le ame, un corazón que le sirva, un corazón que se aparte del mundo, que se mantenga limpio de la contaminación del mundo.
Todos tenemos esa oportunidad, yo le invito, el tiempo es ya, no lo deje para mañana, es sólo una oportunidad de salvación, es una oportunidad muy grande, no hay nada en este mundo por el cual podamos justificar el comprometer esta gran oportunidad que tenemos hoy.
Debemos orar por todo el pueblo de Dios.
Sí, debemos interceder por todo el pueblo de Dios, por todos los hermanos, por los que aún no son hermanos, porque están en pecado, pero que en su corazón aman a Dios, debemos estar intercediendo por todos, para que el Señor los saque de su esclavitud, para que el Señor abra sus ojos y los saque del engaño, para que sus oídos espirituales sean abiertos, y cuando llegue un siervo de Dios, alguien enviado por Dios a compartirles la verdad, que escuchen, que no endurezcan sus corazones.
En Daniel 9:20 dice la palabra, “Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante del Señor mi Dios, por el monte santo de mi Dios”. Aquí él estaba orando, ¿por quién? Por todo el pueblo de Dios. Se estaba arrepintiendo, no solamente por él, ¿por quién se arrepentía? Por todo el pueblo de Dios. Sí, eso debemos de hacer.
Nosotros podemos pedir perdón, debemos de orar y pedir perdón, pero no solamente por nosotros y por nuestro pecado, porque ya es casi egoísmo, aunque sí debemos de hacerlo también, orar por nosotros y por nuestro pecado; pero debemos darnos ese tiempo, esa oportunidad, conforme nos sea posible y conforme oramos, cada cierto tiempo, de pedir perdón, no solo por nuestros pecados, sino por nuestra familia, por nuestro país, por todos. Debemos de buscar la presencia de Dios en arrepentimiento.
Efesios 6:18, “Orando en todo tiempo, con toda oración y súplica en el Espíritu”, con toda oración, es decir, con todo tipo de oración. Hay que orar por diferentes áreas, por las finanzas, por los hijos, por el matrimonio, por el país, por los líderes. Hay diferentes oraciones que debemos hacer, por cada razón en específico, debemos de aprender a orar.
“Y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”. Velando, es decir, ser constante, velar por todos los santos y súplica, debemos de suplicar por los hermanos, debemos de suplicar por aquellos que están mal, debemos de suplicar, de orar por aquellos que están extraviados del camino de Dios y aún por aquellos que no lo están, para que se mantengan firmes en el camino de Dios, para que no caigan en tentación, para que el Señor los libre del maligno, y de toda piedra de tropiezo en sus vidas.
Debemos de orar para sanar a los enfermos.
Como dice la palabra en Santiago 5:15, “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, les serán perdonados”. Cuando hay personas enfermas, todos deben interceder, pero aquellos que están ungidos por Dios, aquellos a los que les fue dado don de sanidades, son los que deben directamente de imponer manos y orar por los enfermos; pero todos, toda la congregación debe estar unánime, intercediendo.
El interceder es bueno, aquellos cuyo corazón es recto, la intersección de una persona que tema de Dios y que tenga revelación, que camina en fe, es poderosa y es efectiva, es de edificación para el cuerpo de Cristo.
Debemos de orar para echar fuera demonios.
La palabra dice en Mateo 17:21, “Pero este género no sale sino con oración y ayuno”. Este género, ese tipo de demonio que tenía ese niño, que tenía algo como autismo, era fuerte y los discípulos no pudieron sacarlo. El Señor sí vino y no más una sola palabra: espíritu sordo mudo, sal; y fue sano. Pero dice, este género, es decir, este tipo de demonio fuerte, no sale sino con oración y ayuno.
Para este tipo de demonio no es solamente necesaria la oración, tiene que haber una combinación de oración y ayuno para lograr el objetivo de que esos niños queden sanos. Pero debemos de orar para echar fuera demonios.
Debemos de orar para recibir los dones espirituales.
1 Corintios 14:13, “Por lo cual, el que hable en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla”. Por ejemplo, aquí se habla del poder de interpretar las lenguas extrañas, es un don de interpretación de lenguas. Pero hay más palabra donde manda que pidamos en oración dones espirituales. (1 Corintios 12; Romanos 12:6-8)
Ahora bien, pedir conforme a la voluntad de Dios, no significa que si ya pedimos, Señor yo quiero ser un profeta, yo quiero el don de sanidad, no significa que ya lo tendremos. Pero si nos es lícito, conforme a la voluntad de Dios, orar por ello, pero oramos sometido a la voluntad de Dios. Que no se haga nuestra voluntad sino la de Él.
Pero si lo anhelamos, si lo queremos, si lo pedimos, sea para glorificar el nombre del Señor, para servirle, para exaltar su nombre.
Debemos de orar por los líderes de la iglesia.
El enemigo ataca a todos, pero los que estamos al frente de la batalla nos ataca cinco veces más. Aún así también nosotros ocupamos la posición de interceder por aquellos como ustedes que caminan con temor de Dios.
Filipenses 1:19, “Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación”. Aquí Pablo estaba en la cárcel y él conocía y sabía que por la intercesión de la iglesia y la suministración del Espíritu del Señor, él saldría de la cárcel. Cuando hay adversidades para los líderes, la intercesión de ustedes también es muy efectiva y ayuda.
Debemos de orar para que el Señor envíe más obreros a su iglesia.
En Mateo 9:38 dice la palabra, “Rogad pues al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”.
Entonces debemos de orar para que el Señor envíe más siervos. A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.
Debemos de orar cuando hay contrariedad.
Dice la palabra en Filipenses 4:6, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”.
No tenemos que afanarnos cuando hay una contrariedad, sino dar gracias a Dios y orar, que nuestras peticiones sean conocidas delante de Dios en oración. Esperaremos pacientemente en él.
Debemos orar por los alimentos.
1 Timoteo 4.5, “Porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado”.
Hay ciertos alimentos que no eran lícitos bajo la ley, pero bajo la gracia el Señor manda que comamos todo, porque cuando oramos por ello y por la palabra de Dios, es santificado, ya no hay nada inmundo. Y el Señor le dijo a Pedro, no llame inmundo, lo que yo he limpiado.
Debemos de orar para que el Señor abra puertas de oportunidad a sus siervos para predicar el Evangelio.
Por ejemplo, si ustedes quieren que algún siervo de Dios vaya a su ciudad, a su país, ustedes pueden interceder por ello. Si ustedes oran y hacen peticiones a Dios con fe; el Señor abre puertas para que fulano de tal pueda venir a mi país o a mi territorio, el Señor lo enviará.
Como dijo Pablo en Colosenses 4:3, “Orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso”. Pablo en esta carta le dice a la iglesia de Colosenses que oren por él o por los demás hermanos, por los demás apóstoles, por los demás discípulos; para que se abran puertas, para que ellos puedan ir a dar a conocer el misterio de la palabra.
Ahora es tiempo de colocar en práctica lo enseñado en esta serie, oremos:
Yo cubro a cada persona que me escucha con la sangre de Jesucristo. Yo cubro a todos los que nos siguen y a toda la congregación con la sangre de Jesucristo. Que haya fuego y luz en cada uno de ustedes en el nombre de Jesús.
Que toda ave inmunda que es enviada a comerse la palabra, a robar esta palabra, esta semilla, que se encienda en llamas y se queme en el nombre de Jesús. Todo lo que causa incredulidad, que se encienda en llamas y se queme en el nombre de Jesucristo. Que haya una tormenta de fuego sobre todo el ejército de las tinieblas en el nombre de Jesús.
La puerta del Hades no prevalecerá ante la iglesia de Dios. Es más fuerte el que está con nosotros que aquel que está en el mundo. Yo hiero toda oscuridad con la luz.
Que todos los poderes de las tinieblas se dividan y se ataquen violentamente el uno al otro en el nombre de Jesucristo. Que haya una tormenta de fuego sobre todo el ejército del enemigo en el nombre de Jesús. Todo el ejército que causa confusión para que no puedan comprender la palabra, yo lo reprendo en el nombre de Jesucristo.
Toda oscuridad en los ojos y en los oídos, que tapa los oídos y ojos espirituales para que no escuchen y miren con claridad; que se desintegre por la luz en el nombre de Jesús. Que haya división sobre todo el ejército del enemigo en el nombre de Jesucristo. Hay poder en el nombre de Jesús. La puerta del Hades no prevalecerá ante la iglesia de Dios.
Oscuridad en los ojos, sale en el nombre de Jesús. Falsos dones, fuera en el nombre de Jesucristo. Bloqueo a los verdaderos dones, sale en el nombre de Jesús. Oposición a los ayuno, fuera en el nombre de Jesús. Bloqueo de oración, sale en el nombre de Jesús. Príncipe de Persia y todo otro poder de las tinieblas que tiene la misma asignatura de bloquear las oraciones, de bloquear la respuesta, te reprendo en el nombre de Jesús.
Resistencia a la sanidad, sale en el nombre de Jesús. Resistencia a la liberación, sale en el nombre de Jesús. Oraciones contrarias, fuera en el nombre de Jesús. Toda maldición a través de oraciones religiosas, yo las rompo en el nombre de Jesús.
Que todas las aguas del enemigo se conviertan en sangre en el nombre de Jesús. Todo espíritu de religión que se encienda en llamas y se queme en el nombre de Jesucristo. Oposición al avance de la obra de Dios, sale en el nombre de Jesús.
Oposición a la verdad, fuera en el nombre de Jesucristo. Oposición a los frutos del Espíritu Santo, sale en el nombre de Jesús. Dureza de corazón, fuera en el nombre de Jesús.
Hipocresía religiosa, sale en el nombre de Jesús. Odio a la verdad, fuera en el nombre de Jesucristo. Religiosidad, sale en el nombre de Jesús.
Confusión, sale en el nombre de Jesús. Que descienda fuego y destruya toda oscuridad en el nombre de Jesús. Yo hiero todo el ejército del enemigo con la luz.
Que haya llagas y úlceras sobre todo el ejército del enemigo en el nombre de Jesucristo. Que la piel de cada demonio se le deshaga mientras ellos están de pies en el nombre de Jesús. Que la lengua de cada demonio se le deshaga en su boca en el nombre de Jesús.
Enfermedades físicas, salen en el nombre de Jesús. Dolores, salen en el nombre de Jesús. Toda maldición a través de falsa profecía, yo la rompo en el nombre de Jesús.
Toda maldición a través de palabras contrarias, yo la rompo en el nombre de Jesucristo. Toda oración por maldición, toda maldición que entró por oraciones religiosas en contra nuestra, la cancelamos en el nombre de Jesús. Toda maldición por oraciones de brujos, yo la rompo en el nombre de Jesucristo.
Brujería, sale en el nombre de Jesús. Brujos asignados que controlan la mente, yo lo reprendo en el nombre de Jesucristo. Control mental, sale en el nombre de Jesús.
Que descienda fuego y destruya todo el ejército del enemigo en el nombre de Jesús. Yo hiero todo el ejército del enemigo con la luz, en el nombre de Jesucristo. Yo hiero toda oscuridad con la luz.
Que todo el ejército del enemigo se queme por fuego en el nombre de Jesús. Yo cubro a cada persona que me escucha con la sangre de Jesucristo. Y yo bendigo a cada uno de ustedes en el nombre de Jesús.
Gracias a todos los que han puesto en práctica esta oración y por estar con nosotros unidos en el mismo Espíritu.
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Pastor Francisco Gomez
Gracias por leer nuestras publicaciones es nuestro mayor deseo que sean edificados y bendecidos les saludo en nombre de toda nuestra congregación Jesús Rey de Reyes.
