Exponiendo la Apostasía del Tiempo Final: Falsos Bautismos en la Iglesia Cristiana. #7
- Pastor Francisco Gomez
- Blog, Enseñanzas
Exponiendo la Apostasía del Tiempo Final: Falsos Bautismos en la Iglesia Cristiana. #7
Antes de iniciar con este capítulo, vamos a tomarnos unos momentos para orar, para que sea el Señor quien nos dé sabiduría a todos, discernimiento, entendimiento y que permita que la palabra que hoy recibamos no sea robada por las aves inmundas. Que la palabra crezca y dé frutos en el corazón de cada uno.
Oración.
Padre Celestial, venimos delante de tu presencia en el nombre del Señor Jesucristo. Te damos gracias por esta oportunidad que nos das de compartir tu palabra, por esta oportunidad de estar reunidos en tu nombre buscando tu presencia. Tu palabra dice que donde haya dos o tres reunidos en tu nombre, allí estás tú. Así que, Señor, te damos gracias por estar en medio de nosotros.
Que seas tú, Señor, dándonos entendimiento, discernimiento, y poniendo palabras en mi boca conforme a tu voluntad. Y que seas tú, Señor, quien haga que aquellos que lean, reciban esta palabra y que la hagas crecer, florecer y se afirme en sus corazones.
Que tu nombre sea exaltado, Señor, y glorificado en nuestra vida. Sabemos, Señor, que por inteligencia carnal no podemos verdaderamente entender las cosas espirituales. Por eso venimos a ti, Señor, con humildad, a pedirte que nos des sabiduría, entendimiento y revelación de tu palabra.
Porque deseamos conocerte, deseamos entender y conocer tu perfecta voluntad para hacerla. Que venga tu reino a la vida de cada uno de nosotros, y que se haga tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo. También, en el nombre del Señor Jesucristo, atamos todos los poderes de las tinieblas que ponen estorbos, bloquean y tratan de dificultar que no puedan ingresar las enseñanzas en línea, venir en persona a nuestra iglesia o que, si escuchan, no puedan entender.
Todo demonio que roba el entendimiento y la revelación lo atamos, en el nombre de Jesús. Que descienda fuego sobre cada persona que me escucha, y aún sobre los dispositivos. Y todo poder de las tinieblas que busca entorpecer los dispositivos, poner oposiciones y trabas para que no puedan escuchar, que todos se enciendan en llamas y se quemen en el nombre de Jesús.
Yo cubro la mente, la conciencia, el corazón y el entendimiento de cada persona que escuche esta enseñanza con la sangre de Jesucristo. Que haya fuego y luz en cada uno de ustedes, en el nombre de Jesús.
Todo aparato espiritual que es utilizado para causar interferencias, que se encienda en llamas y explote en el nombre de Jesús. Que todo poder de las tinieblas enviado a estorbar, a poner estorbos a lo que vayan a escuchar en esta enseñanza, que esos poderes de las tinieblas, el corazón y la cabeza, se les explote en el nombre de Jesucristo.
Hay poder en el nombre de Jesús. La puerta del Hades no prevalecerá ante la iglesia de Dios. Es más fuerte el que está con nosotros que aquel que está en el mundo.
Falsos Bautismos en la Iglesia Cristiana.
El tema de este capítulo es un tema importante. Es muy importante, porque estamos en la gran apostasía. Y en este tiempo hay muchas falsas doctrinas.
No es un secreto para ninguno de nosotros que nuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente y él se disfraza de ángel de luz. Es decir, él tiene una copia para todo lo que es verdadero. Es importante bautizarse conforme al mandamiento que el Señor dio a sus discípulos. Pero el diablo crea una copia, un falso bautismo. ¿Por qué hace esto? Para engañar. Porque si uno se bautiza falsamente, el bautismo no es verdadero. Por lo tanto, no hay salvación.
Algunos de los puntos que hoy estaremos resaltando, y que deseo que presten atención para que los mantengan en sus corazones, es que es importante bautizarse. Es un mandamiento de Dios. También es posible ser bautizado y no ser lleno del Espíritu Santo. Pero también es posible ser lleno del Espíritu Santo sin haber sido bautizado en agua.
También voy a mencionar varios tipos de falsos bautismos. Hay diversos falsos bautismos que se dan hoy en día. También resaltaré en qué nombre se bautizaron todos los que se bautizaron en la Biblia. Y, por último, es importante bautizarse nuevamente si se bautizaron falsamente. Si recibieron un falso bautismo, no solamente es necesario rebautizarse, es necesario aún arrepentirse porque el bautismo falso es bautismo en las tinieblas.
1) Por qué nos bautizamos.
Es bueno entender, y debemos tener cuidado con lo que escuchamos, que la palabra de Dios se está cumpliendo o se ha cumplido aún en esta área. Dice la palabra que en este tiempo de apostasía habría hombres que negarían aún al Señor Jesucristo.
Y si tienen la oportunidad de hablar verdaderamente con personas ahí afuera, se van a dar cuenta de que verdaderamente el diablo tiene las almas bien atadas y que ya estamos en el tiempo final. Ciertamente niegan aún al Señor. Esta semana hablé con una joven que dice, supuestamente, que cree que está salva, pero decía que el Kundalini y Jesucristo son la misma persona.
Que ella no tiene que leer la Biblia para encontrar a Dios porque a Dios ella lo puede encontrar. Y es una persona que se cree cristiana. Pero el diablo se ha metido en la iglesia ahora con enseñanzas mezcladas de ocultismo, supuestamente con cristianismo.
Es un tipo de Nueva Era. No es que yo pueda encontrar a Dios aún en el bosque. Si yo no tengo la Biblia, ¿cómo puedo pensar que voy a ser salvo por no tener una Biblia? Yo no leo la Biblia porque yo conozco a Dios y yo soy hija de Dios. En pocas palabras, yo no conozco a Jesucristo y para ser salva no necesito a Jesucristo. La palabra se ha cumplido. Dice que en este tiempo habrá quienes nieguen aún al Señor que nos salvó.
Y obviamente, si niegan a Jesucristo y dicen que no es necesario, pues, ¿cuánto más dirán que no es necesario bautizarse? Para entrar al reino de Dios, según ellos, no hay que bautizarse. Pero eso es una mentira.
Miremos qué dice la palabra de Dios. La palabra nos dice en Lucas 3:16:
«…respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.»
Pero luego dice la palabra en Juan 3:5:
«Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.»
Aquí el Señor le está diciendo a una persona que era maestro en la iglesia, era un pastor, pero era de la iglesia, no era un discípulo, era de los fariseos. El Señor le dijo que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar al reino de los cielos. Son dos cosas importantes que tenemos que hacer. Para poder ser salvos, tenemos que bautizarnos y tenemos que recibir el Espíritu Santo también.
Dice la palabra en 1 Pedro 3:21:
«El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.»
Aquí nos dice la palabra más claramente por qué nos bautizamos. Nos bautizamos no para bañar el cuerpo, sino para la limpieza del alma.
A través del bautismo, el Señor limpia nuestra conciencia. Si el Señor nos limpia a través del bautismo, estamos ya limpios, nuestros pecados son lavados, espiritualmente somos limpiados, cuando nos bautizamos en fe, conforme al mandamiento del Señor Jesucristo, conforme a su palabra. En Marcos nos dice también muy claramente, Marcos 16:16:
«El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.»
“El que crea y sea bautizado, será salvo; y el que no crea será condenado”. En pocas palabras, hay que creer, y después de creer, uno se bautiza. Entonces, cuando uno cree y se bautiza, viene la salvación, se recibe la salvación. ¿Para qué nos bautizamos? Por obediencia, porque es un mandato del Señor, y a través de la obediencia en fe, somos salvos. El bautismo es necesario si queremos ser salvos.
Estamos viviendo tiempos muy, muy feos. Hay personas adoradoras de sí mismas que se creen dioses, y no es uno ni dos, en muchas áreas, desde el bautismo hasta la doctrina. Mientras más se afirmen en la fe y sean discípulos, y hablen con personas ahí afuera, van a encontrar todo tipo de personas. Algunos de ellos van a ser su misma familia, que los debatirán y los juzgarán de locos porque ustedes mencionan lo que dice la Palabra de Dios.
El diablo ahora hace que las personas creen un dios conforme a su concupiscencia, conforme a sus deseos. Es decir, el diablo hace que las personas se creen un dios que justifique el pecado en el que viven. Si son fornicarios, borrachos, homosexuales, mentirosos, sin frutos, si viven una vida de rebeldía a la Palabra de Dios, aun si no conocen la Palabra de Dios, dicen que son salvos porque inventan una excusa para justificar su salvación.
Pero es el diablo quien pone esas excusas en sus corazones, para que no tengan temor de Dios, para que no se arrepientan, para que no entiendan que ese es el derecho del camino que lleva a la salvación, y que si no se apartan del mal, se van a perder. Entonces, el diablo les da una falsa confianza de salvación.
2) Ser bautizados en agua y no ser llenos del Espíritu Santo.
En realidad, la llenura del Espíritu Santo y el bautismo son dos eventos diferentes. Es posible ser bautizado sin ser lleno del Espíritu Santo.
3) Recibir el bautismo en el Espíritu Santo sin ser bautizados en agua.
Por ejemplo, en Hechos 8:16, dice la palabra:
«Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.»
Aquí Felipe predicó en Samaria, y muchos creyeron, mujeres y hombres creyeron, y se bautizaban con Felipe. Felipe estaba lleno del Espíritu Santo y poder. Era un evangelista. Al punto que, con solo predicar, los demonios, dice la palabra, salían chillando de muchas personas.
Incluso un brujo, al mirar la autoridad espiritual con la que Felipe predicaba y cómo los demonios salían, hasta el brujo creyó; Simón el Mago. Pero luego, dice la palabra, que cuando los apóstoles escucharon que Samaria había recibido al Señor Jesús, fueron varios de los apóstoles para que recibieran el Espíritu Santo. Aunque Felipe, un evangelista lleno del Espíritu Santo, oraba y predicaba, y muchos se arrepintieron y ya se habían bautizado, no habían recibido el Espíritu Santo.
Y por eso dice la palabra en Hechos 8:16:
«Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.»
¿Ustedes entienden? Se habían bautizado en el nombre del Señor Jesús, pero no habían recibido el Espíritu Santo.
¿Pero qué pasó? ¿De qué manera recibieron el Espíritu Santo aquellos que se habían bautizado con el evangelista Felipe? Dice la palabra que cuando vinieron los apóstoles a Samaria, les impusieron las manos, y al imponerles las manos los apóstoles, entonces recibieron el Espíritu Santo. Al punto que Simón le ofreció dinero a los apóstoles para que le dieran ese poder, porque él vio que Felipe caminaba en poder, sanaba, liberaba y los demonios chillaban, pero no tenía el poder para que recibieran el Espíritu Santo. Cuando vinieron los apóstoles e impusieron las manos sobre las personas, entonces recibieron el Espíritu Santo. Simón quiso ofrecerles dinero también para tener ese poder.
Entonces es posible bautizarse y no ser lleno del Espíritu Santo. Y es posible, sin bautizarse, ser lleno del Espíritu Santo. Ahora vamos a mirar otra escritura, en Hechos 10:47:
«Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?»
Aquí es cuando el Señor envía a Pedro, y Pedro predica. Y mientras Pedro predicaba, el Espíritu Santo llenó a todos los que escuchaban. Aquí vemos que con solo uno de los apóstoles predicando, aquellos que escucharon atentamente y creyeron en sus corazones, fueron llenos del Espíritu Santo.
Entonces dice Pedro, «¿Acaso puede alguno negar el agua para los que ya fueron llenos del Espíritu Santo?» En pocas palabras, Pedro solo les estaba predicando, pero mientras predicaba, ya fueron llenos del Espíritu Santo. Entonces, después de ser llenos del Espíritu Santo, fueron bautizados. Ustedes ven aquí el contraste: aún no se habían bautizado en agua, pero ya habían sido llenos del Espíritu Santo.
Con Felipe no pasó eso; Felipe les había predicado, se habían bautizado y no habían recibido el Espíritu Santo. Aquí vemos algo, es un poco fuera de este tema, pero a la vez sí relacionado, porque es parte de la apostasía. Por eso a los apóstoles nos rechazan, porque supuestamente los apóstoles no existen.
Aquí vemos dos Escrituras donde claramente, con la imposición de manos de los apóstoles, recibieron el Espíritu Santo aquellos que no lo habían recibido, aunque habían recibido milagros y prodigios a través de Felipe, pero no el Espíritu Santo. Con la imposición de manos de los apóstoles, se da el Espíritu Santo. También vemos que, con la prédica de los apóstoles, las personas pueden ser llenas del Espíritu Santo.
Esta es una razón por la que la mayoría de las iglesias en apostasía dicen que los apóstoles no existen, pero esa es una mentira del diablo hablando a través de ellos. Porque si nos rechazan a nosotros, están rechazando al Espíritu Santo. La palabra dice que «el que los rechaza a ustedes, me rechaza», dice el Señor; «el que los rechaza a ustedes, a mis discípulos, a mis apóstoles, me rechaza a mí, y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió». En pocas palabras, el diablo hace que hoy muchas iglesias, que son parte de la apostasía, rechacen a los apóstoles, diciendo que no existen. Pero es Satanás hablando a través de ellos; es una doctrina de demonios, una manera de ser anticristo, una manera de rechazar la oportunidad de ser verdaderamente salvo, de ser libre, y más importante, de ser lleno del Espíritu Santo.
Miramos también en Hechos 2:1-4, dice la palabra:
«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.»
Aquí, en Pentecostés, ya se habían bautizado muchos de ellos, pero el punto es que, bautizados o no, no habían recibido el Espíritu Santo. Este evento fue un evento diferente; mientras estaban todos reunidos, el Espíritu Santo vino sobre ellos. Entonces, vemos que en muchos casos, se bautizan y no son llenos del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo viene en un evento diferente, un momento diferente.
4) El diablo es un mentiroso.
Él busca engañar a cualquier costo. Él tiene una copia para todo lo que es verdadero. Hay verdadero bautismo y hay falso bautismo. Esto es muy importante. La gran mayoría ha recibido un falso bautismo, especialmente entre los latinos. En este tiempo, hay muchas sectas y otras iglesias que, por engaño, realizan bautismos teóricamente correctos en la práctica, pero por el engaño, ya que el árbol es malo, están en apostasía. Desafortunadamente, también hay problemas en el bautismo.
La verdad, es hay tanto engaño ahora ahí afuera, ya que, si uno empieza a buscar y a profundizar con respecto a las diferentes denominaciones, que hoy en día hay más de 22 mil en el mundo, según Google. En la mayoría de ellas, el bautismo es parecido, pero si uno profundiza más, verá que hay algunas que hacen unos rituales y unas cosas tan raras, que hay que verlo para créelo, porque son cosas raras.
Tipos de bautismos.
Los bautismos falsos más comunes, son los siguientes:
Bautismo en la Trinidad: Es decir, el bautismo que se hace en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es erróneo. Es incorrecto. Muchos de los que lo hacen así son sinceros, pero están sinceramente equivocados. Más adelante veremos por qué es un bautismo falso.
Bautismo en la muerte: Hay iglesias, como los testigos de Jehová, que se bautizan en la muerte. Existen otras iglesias por ahí que también lo hacen, pero los testigos de Jehová son los más conocidos, pues se bautizan en la muerte. Es un bautismo completamente falso. La muerte es el último enemigo que será vencido.
Rebautismo adventista: Otra práctica de bautismo errónea, de apostasía y falsa. Hablaremos más al respecto más adelante.
Bautismo por aspersión: Algunos se bautizan solo siendo salpicados con agua, como los católicos. Sólo se vierten un poco de agua, y según ellos ya están bautizados. Este bautismo no está conforme a la palabra de Dios; es falso. Dios es un Dios de orden, y él es celoso ciertamente. Para él la obediencia es muy importante; el hacer las cosas cómo lo manda. Eso es muy importante.
Bautismo de niños: Muchas iglesias, incluyendo los católicos, bautizan a los niños. Este bautismo es falso.
No bautismo: Hay doctrinas por ahí afuera, que son supuestamente cristianas, que afirman que no necesitas bautizarte. Otras iglesias creen en el bautismo de agua, pero dicen que el bautismo del Espíritu Santo no existe, que eso era antes. Eso es falso. También dicen que Dios ya no mora en los hombres. Hay tantas doctrinas raras por ahí.
Claramente sabemos que El Espíritu Santo se recibe por la imposición de manos de los apóstoles y también cuando los apóstoles predican. Dice la palabra que quien no nazca de nuevo en el agua y en el Espíritu no puede entrar al reino de los cielos. También dice la palabra: «Y recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros». Si no somos llenos del Espíritu Santo, no tenemos poder de Dios.
Así como mencioné algunos de los bautismos falsos, es obvio que hay muchas doctrinas de bautismo, pero conforme a la palabra de Dios, hay un solo bautismo verdadero. Dice la palabra en Efesios 4:5-6:
«Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.»
Hay una sola fe. No hay muchas fes; hay una sola fe. No hay setecientas iglesias diferentes con diferentes fes verdaderas. Hay una sola fe. No hay veintidós mil doctrinas diferentes en la Biblia, aunque hay veintidós mil denominaciones en este momento. Hay una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios. No hay muchos dioses. No hay muchos caminos, como mencionan ahí afuera.
La palabra dice que es estrecho el camino que lleva a la salvación, y pocos lo encuentran. Ese camino estrecho es el Señor Jesucristo. Pero para entrar por ese camino, hay que guardar su palabra, no conforme a como uno la quiera interpretar o vivir, sino conforme él ordenó que la guardemos. Porque si alguno dice que le conoce y no guarda su palabra, el tal es mentiroso.
Bautismo en la Trinidad.
El bautismo trinitario, o el bautismo de los que se bautizan en el nombre de la Trinidad (del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo), usan principalmente Mateo 28:19-20 para justificarse, para justificar que ese es el bautismo correcto. Así se bautizan los católicos, los pentecostales trinitarios, y muchas otras denominaciones allá afuera que se bautizan en el nombre de la Trinidad.
En el amor de Cristo, les invito a prestar atención a la palabra de Dios con la que estamos leyendo y también a leerla ustedes mismos. Urgentemente, necesitan arrepentirse de haber recibido un falso bautismo y necesitan bautizarse de nuevo en una iglesia verdadera, donde sean discípulos del Señor, si verdaderamente quieren entrar por la puerta estrecha.
Dice la palabra en Mateo 28:19-20, que es la palabra que utilizan para justificar ese bautismo:
«Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.»
Aquí el Señor dice: «vayan a bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
Si lo interpretamos literalmente, tiene sentido bautizarse en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero si prestan atención a la enseñanza que ya vimos anteriormente (el capítulo 6 de esta serie), Jesucristo es el Padre, Él es el Hijo y el Espíritu Santo. Toda la Deidad de Dios habita en forma corporal en Jesucristo. Jesucristo, una vez más, es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por lo tanto, cuando Él dice «bautícense en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», Él está diciendo «bautícense en mi nombre», es decir, bautícense en el nombre del Señor Jesús. Quien se bautiza en el nombre de Jesucristo se está bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pero quien se bautiza en el nombre del Padre y del Espíritu Santo, no sabe en nombre de quién se está bautizando.
Por ejemplo, tú tienes un cuerpo, alma y espíritu. Y te quiero regalar 100 dólares, entonces digo: «Deposítale esos 100 dólares en el nombre del cuerpo, del alma y del espíritu de fulano de tal», pero no menciono tu nombre. Solo digo: «Estos 100 dólares son para el cuerpo, el alma y el espíritu». ¿A quién me refiero? Hay 8 billones de personas, y todos tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu. Con excepción de un puñado, los cuales ya son híbridos, que no tienen alma; sólo espíritu y cuerpo. Pero la gran mayoría de los que somos humanos, tenemos un cuerpo, alma y espíritu.
Volviendo al ejemplo, Si digo: «Deposítales al cuerpo, al alma y al espíritu», ¿a quién es? Ahora, si te llamas Patricia Mariela, y digo: «Deposítale esos 100 dólares a Patricia Mariela», con el apellido, entonces ahí sí está claro a quién me refiero.
Si queremos bautizarnos para ser salvos, hay una sola puerta estrecha que lleva a la salvación; es Jesucristo. El bautismo es para salvación. Si Jesucristo es la puerta estrecha, solo en el nombre de Jesucristo podemos ser salvos, dice claramente la palabra de Dios. Si nos estamos bautizando para salvación, tenemos que bautizarnos en el nombre de Jesucristo. Si nos bautizamos para salvación, el bautismo tiene que ser en el nombre de Jesucristo, porque Jesucristo es la puerta estrecha. El bautismo tiene que ser en el nombre de Jesucristo.
Una vez más, la palabra dice: «Bautícense en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Pero como les compartí anteriormente en el capítulo 6: Jesucristo es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Toda la Deidad de Dios habita en forma corporal en Jesucristo. Así como nosotros somos una trinidad, tenemos un cuerpo, un alma y un Espíritu, pero somos una sola persona.
Yo tengo un cuerpo, un alma y un espíritu, pero soy Francisco Gómez. Tú tienes un cuerpo, un alma y un espíritu y eres tú, tu nombre. Entonces Jesucristo, él es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, porque él es uno. Hay un solo Dios, no hay dos dioses, no hay tres dioses, hay un solo Dios, Jesucristo es Dios.
Bautismo en la muerte
Otro de los falsos bautismos es el bautismo en la muerte. Hay algunas iglesias que se bautizan en la muerte. La palabra nos dice claramente que la muerte será el último enemigo que será vencido.
Es completamente erróneo bautizarse en la muerte. Eso no es algo que ocurra actualmente. Incluso desde la antigüedad, algunos de los versículos que se utilizan para justificar esta práctica de bautizarse en la muerte, como el de 1ra Corintios 15:29, dicen:
«De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?»
Obviamente, aquí Pablo utiliza esta palabra para explicar algo, pero Satanás, que es un mentiroso, hace que se tergiverse la situación, la malinterpretan y asumen que se está mandando a bautizarse en los muertos.
Hay iglesias, como la Iglesia de los Testigos de Jehová, que se bautizan en la muerte. Otra práctica de algunas iglesias es bautizarse en el nombre de alguien que ya ha fallecido. Por ejemplo, si un familiar murió, ellos se bautizan supuestamente en ese nombre, y eso es totalmente erróneo.
Un poco más adelante veremos el último punto de esta enseñanza, en dónde veremos en qué nombre se bautizaron los que lo hicieron en la biblia. Pero también con las escrituras que ya hemos leído, sabemos que el bautismo es en el nombre de Jesucristo.
El bautismo en la muerte es totalmente erróneo, es una blasfemia del diablo, porque es una mentira. Jesucristo es el camino, Él es la puerta estrecha, hay un solo mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo. Como hemos leído, el bautismo es para salvación. Si la salvación es solamente a través de Jesucristo y el bautismo es para salvación, pues el bautismo tiene que ser en el nombre de Jesucristo, que es el único nombre en el que podemos ser salvos. No hay otro nombre en el que podamos ser salvos. Solo en el nombre de Jesucristo hay salvación.
Rebautismo adventista
Hay otra doctrina de falso bautismo, que es el rebautismo. Aquí, entre comillas, porque hay una manera en la que sí es correcto rebautizarse, pero en esta manera en que se rebautizan aquí, es incorrecta. Al final también hablaré de eso, de la manera que es correcta el rebautismo.
Ellos utilizan una palabra para justificar el rebautizarse. Esta práctica, primordialmente, una de las iglesias que la utiliza es la Iglesia Adventista. Ellos utilizan la palabra en Hechos 19:1-7 para justificar que los miembros de su iglesia se bauticen.
Yo he conocido a alguna persona de ahí, de la Iglesia Adventista, que se han bautizado cuatro veces en esa iglesia. Por ejemplo, si se van a fornicar y se van al mundo y cometen pecados, vienen a la iglesia y se bautizan otra vez. Es erróneo bautizarse de esta manera.
La palabra no nos manda a bautizarnos cinco veces cada vez que pecamos. En realidad, ellos lo hacen como si fuera la manera supuestamente de arrepentirse. Ciertamente, si pecamos, tenemos que arrepentirnos.
Es más, como he dicho antes, aunque creamos que no pecamos, de todas maneras, hacemos bien si pedimos perdón y decimos: «Señor, perdónanos por todos los pecados que en ignorancia quizás cometemos sin darnos cuenta». Muchas veces les comparto que es mejor que seamos como el publicano, porque en la iglesia estaban un fariseo y un publicano, dice la palabra. El fariseo miraba al publicano que venía.
El publicano ni quiso entrar al templo. Se quedó afuera porque decía: «Señor, yo soy pecador. No soy digno de estar en tu presencia».
No quería entrar al templo y estaba arrepentido. Pero el fariseo oraba consigo mismo. Dice la palabra: «Qué bueno que yo no soy como aquel. Qué bueno que yo sí hago esto, que yo hago lo otro, que yo hago aquello». Dice la palabra: «De cierto os digo que el publicano que se arrepentía y que reconocía su pecado, que reconocía que era un hombre pecador, iba a ser justificado mucho más fácilmente que el que estaba en la iglesia y se creía perfecto».
Entonces es mejor que aprendamos del publicano. Es mejor que, así como él, nos golpeemos el pecho y digamos: «Señor, no soy digno de tu presencia. Soy un hombre pecador». Las mujeres, «no soy digna de tu presencia, Señor. Soy una mujer pecadora». Si somos como el publicano, tenemos una mejor oportunidad de ser justificados.
Aquel que se crea perfecto y que no tiene nada de qué arrepentirse, de repente termina siendo rechazado por Dios, como el publicano. Aquí dice la palabra en Hechos 19:1-7, donde el apóstol Pablo recomienda que un grupo de creyentes que habían recibido con anterioridad el bautismo de Juan, que era un bautismo de arrepentimiento, se bauticen de nuevo. En Hechos 19:4-6, dijo Pablo:
«Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban».
Entonces, aquí la Iglesia Adventista utiliza esta escritura para justificar el bautizarse más de una vez. De cierto, esta escritura justifica el bautizarse más de una vez, pero no de la manera en que ellos la interpretan. La razón por la que Pablo y los que escucharon su prédica sintieron la urgencia de bautizarse nuevamente, es porque cuando escucharon a Pablo, ni siquiera sabían de Jesucristo. Se habían bautizado primeramente con el bautismo de Juan, que no era un falso bautismo, sino un bautismo para arrepentimiento, porque después de Juan vino el Señor.
Entonces, el bautismo de Juan fue para arrepentimiento, pero el bautismo de Jesucristo es para salvación. El bautismo que ellos habían recibido era correcto, no era incorrecto, como sucede en muchos casos hoy en día, pero estaba incompleto.
Estos caballeros a los que Pablo predicó ni siquiera habían escuchado acerca del Espíritu Santo. No conocían al Señor Jesucristo todavía, no habían escuchado la enseñanza y no sabían ni siquiera que el Espíritu Santo existía. Entonces, cuando Pablo les predicó, se dieron cuenta de que habían recibido algo verdadero, pero incompleto, de que su Evangelio no estaba completo, de que había más.
Cuando escucharon a Pablo, y Pablo les predicó que había que bautizarse en el nombre del Señor Jesucristo, ellos sintieron la urgencia y se bautizaron nuevamente. Ya se habían bautizado con Juan, pero se bautizaron nuevamente, ahora en el nombre del Señor Jesucristo, y también recibieron al Espíritu Santo. En ese contexto, es correcto bautizarse de nuevo si uno se bautizó, por ejemplo, en la Iglesia de los Testigos de Jehová, y se bautizó en la muerte.
Ahora, si leen una enseñanza como esta y creen que esa doctrina es incorrecta, que es errónea, y tienen la convicción de que ese bautismo fue incorrecto, y que esa iglesia es una secta y está en apostasía, entonces sí es correcto bautizarse nuevamente en una iglesia donde verdaderamente sean discípulos del Señor. En ese contexto, el rebautismo es correcto.
Pero en el caso de los adventistas, que se bautizan en la Iglesia Adventista y, al mes siguiente, después de cometer pecados, regresan y se bautizan otra vez, y luego otra vez, eso es incorrecto. Es una falsa doctrina, es una manera incorrecta de llevarlos al arrepentimiento. Ellos lo hacen como con la idea de llevar a la persona al arrepentimiento, y esa no es la manera correcta.
Si hay una vida de pecado, si hay un círculo vicioso en el que la persona sube y baja, sube y baja, hay cadenas demoníacas. Para que haya una verdadera estabilidad, primero tienen que escuchar la verdad, arrepentirse de todo corazón del pecado. E Idealmente, que una persona ungida por Dios debe ministrar liberación para romper esas cadenas, ya sean de adicciones, fornicación, adulterio, o lo que sea que esté haciendo caer a la persona. Cuando las cadenas se rompen y la persona está arrepentida de corazón, entonces sí se mantendrán firmes.
Pero si se bautizan de nuevo, sin romper esas cadenas, esas cadenas seguirán ahí. Esas adenas se rompen por el poder del Espíritu Santo, se rompen con oración, con ayuno, con un corazón contrito, con arrepentimiento. Cuando hay una convicción de que la paga del pecado es muerte, es más fácil recibir la ayuda del Señor, la fortaleza, y tener un deseo genuino de resistir las tentaciones.
Bautismo por aspersión
Otro falso bautismo es el bautismo que se realiza salpicando con agua, como hacen los católicos.
Hay diferentes tipos de bautismo, pero hay iglesias donde no sumergen a la persona en el agua, sino que solo la salpican con agua. Esto es incorrecto, porque no es conforme a cómo el Señor Jesucristo se bautizó, y no es como Él nos manda hacerlo. El Señor Jesucristo es un Dios de orden, Él es un Dios celoso.
Sobre todas las cosas, Él busca obediencia. Si hacemos algo, no importa lo que sea, si lo hacemos en desobediencia, Él no lo acepta. Muchos erran, por ejemplo, cuando el Señor le dice a un ciego que se lave la cara después de ponerle lodo en los ojos, o cuando Eliseo le dijo a Naamán que se sumergiera siete veces en el río para ser sanado de la lepra.
Atribuyen el poder al acto de bañarse en el río o al lodo. Pero no es el lodo el que sana, ni el río el que sanó al leproso. Lo que sanó al leproso fue su obediencia al mandato del profeta de Dios. Dios busca obediencia.
El poder de la sanidad viene de Dios. Es el Señor quien hace las cosas. Pero Él quiere de nosotros obediencia. La salvación viene de Dios, pero llega a través de la obediencia.
El Señor quiere obediencia, que hagamos las cosas como Él nos manda, no como nosotros creemos. Si Dios nos dice que nos sumerjamos en el agua, no podemos decidir que solo nos queremos echar tres gotitas y ya estamos bautizados. No, el Señor no acepta eso. El Señor quiere obediencia de nuestro corazón. Él quiere que hagamos las cosas como Él nos manda, no como nosotros queramos.
Detrás del bautismo hay mucho más. Es algo mucho más profundo. En Mateo 3:13-16, dice la palabra:
«Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.»
El Señor fue bautizado en el Jordán. ¿Qué es el Jordán? Es un río. El Señor fue sumergido en el agua, en el río.
En otra escritura, vemos que Juan bautizaba a muchas personas en el Jordán. No usaba una cantarita para echarles agua, las personas iban al río donde Juan estaba y él las sumergía.
En Juan 3:23, se menciona que Juan también bautizaba en Enón, junto a Salín, porque allí había muchas aguas, y venían y eran bautizados. Esto muestra que las personas iban donde había mucha agua, a ríos, y allí eran bautizadas por Juan.
En Hechos 8:38, encontramos el relato del bautismo del eunuco. Dice que:
«Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.»
Aquí se habla de un eunuco de Etiopía que fue encontrado por Felipe, quien fue llevado por el Espíritu desde Samaria. Felipe compartió la palabra con el eunuco, quien creyó en Jesucristo. Cuando vieron un río, el eunuco preguntó: “¿Qué impide que yo me bautice?, y Felipe le dijo que nada lo impedía si él creía con todo su corazón. Felipe apenas le había compartido la palabra al eunuco, pero el eunuco creyó, entonces vieron un río, y Felipe lo bautizó en el río.
Diferentes escrituras muestran que el bautismo se realizaba en ríos. Hay iglesias que dicen: “¡No, el bautismo en el río es falso!”. Pero en la palabra de Dios, vemos que incluso el Señor se bautizó en el río. Juan el Bautista claramente bautizaba en el río.
Entonces, hay muchas doctrinas que son falsas, pero lo único que se requiere para que nadie nos haga tropezar con engaños, es simplemente estudiar la palabra de Dios. En la palabra de Dios, el bautismo está claro: los bautismos fueron en el río. Por lo tanto, quien dice que es incorrecto bautizarse en el río, está equivocado o su iglesia. Pues si Jesucristo se bautizó en el río, Juan el Bautista bautizaba en el río, el eunuco fue bautizado en el río y el eunuco fue bautizado en el río por Felipe. Estas referencias bíblicas dejan claro que el bautismo en el río, sumergido en el agua, es correcto.
Bautismo de niños
Otra práctica incorrecta es el bautismo de los niños. Muchas iglesias bautizan a los recién nacidos, a niños de un mes, dos meses o tres meses. Pero ¿por qué el bautismo de niños es incorrecto? Porque el bautismo es para salvación, pero debe ser precedido por el arrepentimiento.
Si no hay arrepentimiento, no hay salvación. Un niño recién nacido no puede arrepentirse porque no entiende lo que es el pecado. Para que haya salvación y el bautismo sea correcto, debe hacerse en una persona adulta o mayor de edad, que tenga suficiente comprensión para entender lo que es el pecado, por qué Dios aborrece el pecado y las consecuencias del mismo. Si la persona tiene ya la capacidad de entender las consecuencias del pecado, y al escuchar la palabra se arrepiente, diciendo: “Señor, perdóname porque pequé contra ti, pero ya no quiero hacerlo más. Entiendo que, si peco, me causa separación de ti, que el pecado es una barrera entre tú y yo, pero yo quiero estar contigo”. Si la persona tiene la comprensión para arrepentirse del pecado, entonces está persona sí puede bautizarse.
Vemos en la palabra que cuando los apóstoles predicaban diciendo: «Arrepentíos cada uno vosotros y bautizaos en el nombre de Jesucristo» (Hechos 2:38). El primer paso antes del bautismo debe ser el arrepentimiento. Si no hay arrepentimiento, no importa quién se bautice, ya sea el vecino, el tío, el primo, la mamá o el papá, si se bautizaron sin arrepentimiento, entonces ese bautismo es falso. Para que el bautismo sea verdadero y de los frutos deseados, de que haya una regeneración del alma, tiene que estar precedido del arrepentimiento. Esto se aplica a cualquier persona que se bautice sin arrepentimiento; ese bautismo no tiene validez.
El Señor sí dijo, «dejad que los niños vengan a mí», y los bendecía. Porque para entrar al reino de los Cielos debemos ser como ellos. El Señor imponía las manos en lo niños y los bendecía. Es necesario y mandamiento de Dios el orar por los niños y educarlos en el camino de Dios, pero bautizarlos sin que tengan la capacidad de entender y arrepentirse, es incorrecto.
Escuché una historia de una persona adulta como de 40 años que no sabía si había sido bautizada y dijo que debía preguntarle a su mamá, porque no estaba seguro. Es decir, que probablemente lo bautizaron de niño, pero ni siquiera lo sabe bien. La salvación no viene por la mamá, sino es por cada uno. El Señor dice: “El alma que pecaré, esa morirá”. Ciertamente la mamá puede ser una influencia para que seamos salvos y nos guíe por el camino de Dios, pero, aunque ella se haya arrepentido y bautizado, eso no cambia que uno esté mal.
No bautismo
Otra falsa doctrina respecto al bautismo es el no bautismo. Estamos en una apostasía enorme. En estos tiempos, si hablas con muchas personas allá afuera, te vas a encontrar con cada persona y van a discutir contigo. Algunos te van a decir: “No hay que bautizarse. Yo ya soy salvo. Dios es bueno. Y si yo creo en Dios, ya estoy salvo, ya estoy a salvo, no tengo que leer la Biblia.
En algún momento encontré a una persona así, supuestamente cristiana. Ella decía que no tenía que buscar a Dios en la palabra de Dios, que ella puede encontrar a Dios en el bosque, en el campo, y así hay muchas doctrinas. Muchas doctrinas en las que dicen que ya no hay que arrepentirse, o que ya no hay que bautizarse, van a encontrar cualquier tipo de cosa. Pero toda doctrina, independientemente de lo que le agreguen y de lo que le pongan, si dicen no bautismo, que no es necesario, están mintiendo.
La palabra claramente dice que debemos arrepentirnos y que el bautismo es para salvación, y que nadie puede entrar al reino de los cielos si no nace en el agua y en el espíritu. Claramente dice la palabra en muchas escrituras, que es importante, es necesario, es un mandato de Dios, el bautismo. Hay una sola excusa, porque muchos también usan la escritura de uno de los que fue crucificado junto al Señor, que el Señor le dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Y poder justificar que no hay que bautizarse.
Ciertamente es posible ser salvo, por la misericordia de Dios, sin el bautismo. Pero en un caso como ese, de ese que era ladrón, pero que ya en el último momento de vida, se arrepintió y creyó en el que es verdadero, ya él no tuvo la oportunidad de bautizarse. Él no se bautizó, no porque no creyó, porque él creyó en el Señor. Si él hubiese estado abajo, y el Señor le dice: “Tú has creído en mí”. Pero si ese hombre, como creyó, si hubiese tenido la oportunidad, que no hubiese estado ya en el hecho de muerte, estoy seguro de que se hubiese bautizado.
Solo si no hay otra alternativa, porque es el último minuto, como en ese caso, o hay una buena justificación de que no hay nadie, un pastor verdadero de Dios, con lo que hay muchas iglesias falsas alrededor, y resulta que uno, conociendo la verdad, no se quiere ir a bautizar en la muerte, o a una iglesia falsa, entonces son pocas las justificaciones para no bautizarse y tener misericordia delante de Dios. Pero si simplemente por falsa doctrina, se dice: “Yo no me tengo que bautizar, porque yo ya estoy salvo”. Pero hay una verdadera iglesia cerca de nosotros, y no lo hacemos, eso es un alma que no se sabe dónde va a terminar. Claramente la Palabra manda que nos bauticemos, y nos dice incluso cómo hacerlo.
En el caso de los trinitarios, la confusión viene porque la Palabra dice: “Y bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Muy importante, yo no soy tampoco unitario. En un capítulo anterior, leímos al respecto del por qué tantos, ambas doctrinas, como la trinitaria, como la unitaria, son erróneas. Porque ciertamente, Dios es uno, pero es una trinidad. Está compuesto por tres, por tres partes, y no que son tres personas, como muchos afirman. Los trinitarios afirman que son tres personas diferentes, prácticamente son tres dioses y no hay un solo Dios. No voy a ahondar mucho al respecto, ya que en la enseñanza del capítulo 6, compartí con claridad el por qué ambas doctrinas son erróneas.
Dios es una trinidad, pero es uno. Está compuesto por tres partes, pero es un solo Dios. Así como nosotros estamos compuestos por tres partes, pero somos una sola persona. Nosotros tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu, pero somos una persona, no son tres Dios, no somos tres personas. No tengo tres IDs, tres identificaciones, o tres cédulas, o tres pasaportes. Tengo un solo pasaporte.
Toda la Deidad de Dios, habita en forma corporal en Jesucristo, dice la Palabra de Dios. Pero si leemos en la Palabra de Dios, ¿en qué nombre se bautizaron? Sólo leeré algunos versículos, pero si ustedes buscan en toda la Palabra de Dios, en qué nombre se bautizaron todos en la Biblia, con excepción de lo que bautizó Juan. ¿En qué nombre se bautizaron todos?
Miremos, en Gálatas 3:26-27:
«Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos».
Los que han sido bautizados en Cristo, se han revestido de Cristo. Ahí claramente está diciendo que los que se habían bautizado en Cristo, es decir, ¿quién es Cristo? Jesucristo.
En Hechos 22:16, esta palabra fue para Pablo. Pues Pablo recibió las escamas en los ojos, cuando tuvo un encuentro con el Señor. Cuando fue y el discípulo le impuso las manos, las escamas cayeron. Y le dijo el discípulo a Pablo: “¿Y ahora qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”. ¿Cuál nombre? El nombre de Jesucristo. Pablo se bautizó en el nombre de Jesucristo. El apóstol Pablo, quien fue usado para escribir 15 libros de la Biblia fue bautizado en el nombre de Jesucristo.
También leemos en Romanos 6:3:
«¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?»
Todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús. Si miran cada palabra, con excepción de la que se han bautizado todos en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Todos claramente indican lo que hemos bautizado en el nombre de Cristo Jesús, en el nombre de Jesucristo. Porque todos se bautizaban, Pablo se bautizó en el nombre de Jesucristo.
En Hechos 2:36-38, dice:
«Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.»
Aquí claramente se describe el procedimiento para el bautismo. Arrepentíos, lo que ya acabo de decir. Primero, para que el bautismo sea verdadero, tiene que haber arrepentimiento.
Si una persona no tiene convicción del pecado, aunque se bautice, esa persona sigue pecando, porque no hay convicción del pecado, no hay un verdadero nacimiento que se ha dado. Para que el arrepentimiento traiga los frutos, para que el bautismo traiga los frutos de renovación, de restauración, de un nuevo nacimiento, tiene que haber arrepentimiento. Pero entonces aquí dice, arrepentíos y bautícese cada uno, ¿en qué nombre? ¿En el nombre de la Trinidad? No, en el nombre de Jesucristo.
Entiendo que ese texto es confuso para muchos, especialmente cuando uno creció en una iglesia, o uno se forjó en una iglesia, donde dicen: “Somos de sana doctrina, y el bautismo debe de ser en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y si no te bautizas así, es falso”.
Es difícil, porque detrás de eso, como claramente se mira en los videos en los que ministro a personas en vivo, se manifiestan espíritus inmundos. Hay poderes de las tinieblas que entran y ahora controlan la mente, crean una fortaleza diabólica, con la que se hace muy difícil pensar o entender.
Es lo que acontece, por ejemplo, con los católicos, o con cualquier religión falsa. Por ejemplo, si les dices: “Los ídolos no son de Dios”, ellos responderán: “Pero es que yo debo tener a San Miguel, a San Pedro, a San qué sé yo cuánto, y la virgen”. Aunque les expliques, lo que la palabra dice, y le expongas todas las palabras que explican el porqué, ellos no te pueden entender. Es como que estás hablando con una piedra, y enojarán contigo.
Uno no quiere que se aparten del pecado, porque los amamos y no queremos que se pierda su alma. Pero se enojan contigo, ya que no te pueden entender. Ya que lo que sucede, es que detrás de esos ídolos hay poderes diabólicos que atan la mente. Nuestra lucha no es contra sangre y carne. Para que ellos puedan entender, primero hay que vencer, hay que destruir esos demonios que tienen su mente atada.
Pero eso pasa también en las falsas iglesias, aunque no sea la católica. Eso pasa en todas las iglesias. En el caso de los mormones, ellos se bautizan en la muerte. Pero, aunque les digas: “Mira, la palabra dice que hay que bautizarse en el nombre de Jesucristo”, ellos dirán: “No, no, no. A nosotros Moroni nos dijo que hay que bautizarse en la muerte”. Son como zombies, que no te pueden entender. Pero lo que hace que se enojen es una fortaleza diabólica.
Es por eso por lo que en esta iglesia oramos mucho, oramos mucho y estamos dando una buena guerra a esos demonios mentales. Si queremos verdaderamente salvación para nuestros seres queridos, si queremos salvación en nuestra comunidad, pues tenemos que pelear primero en el espíritu. Esos demonios que tienen la mente encadenada tienen que soltarse, tienen que ser destruidos. Entonces, ya que la mente sea liberada, entonces ya nos pueden escuchar.
¿Qué quiero decir con esto? Humildad. Dios da gracias a los humildes. Si no somos humildes, podemos caer en el error, tal como lo que acabo de mencionar de los católicos, o de los testigos de Jehová, o de los fariseos en la Biblia, que el Señor Jesucristo mismo le venía y le predicaba. Y ellos decían: “No, nosotros somos hijos de Abraham. Nosotros no somos hijos de fornicación; prácticamente somos salvos”.
Necesitamos humildad, pues Dios da gracias a los humildes. Nosotros podemos estar equivocados, ¿verdad? Y así como lo mencioné que el diablo crea fortalezas diabólicas, que, aunque uno explique las cosas con peras y manzanas, no se pueden entender. ¿Qué tal si nosotros somos uno de esos? ¿Qué tal si el diablo logró tener una fortaleza en nuestra mente, y nos tiene un área bloqueada, que, aunque abrimos una persona y nos predique la verdad con amor, es que no lo podemos entender? Ese es el problema por el que muchas almas se pierden. Por eso muchos se enojan cuando, específicamente los que están más claramente en pecado.
Hay personas que creen en Buda, y si les predicas la palabra, entonces te rechazan y se enojan. Pero no tienen humildad, ellos lo hacen porque están bajo esa influencia diabólica. Buda representa un demonio. Cada ídolo, cada engaño, hay un demonio que opera a través de ellos. Los que son parte de la iglesia, y los que entran mucho a la sala de reunión en privado, pues, ¿saben de qué le hablo? Porque miran cada día cómo se manifiestan de ese tipo de demonios, que engañan y que tienen la mente bloqueada. Y hasta que esos demonios no son expulsados, es cuando la gente despierta. Dicen: “Guau, ahora miro todo diferente, Pastor. Ahora sí entiendo, Pastor”.
Esos demonios le tenían la mente bloqueada. Entonces, pero si hay humildad, aunque uno no entienda, diga: “Señor, ten misericordia de mí. Si estoy engañado, si hay algún bloqueo mental, algo por el que yo no puedo entender esta palabra, no puedo entender lo que me está diciendo el Pastor, Señor, dé misericordia de mí”.
Si somos humildes, Dios da gracia a los humildes. Él nos ayuda. Aún hasta sin la liberación, si somos humildes, el Señor nos ayuda, que, aunque esos demonios estén por ahí, pero de todas maneras no pueden ya bloquear tanto la mente. Pero cuando uno endurece el corazón, y ya uno cree que lo sabe todo, ahí hay un problema. En esa situación, uno prácticamente ayuda al enemigo a poner una barrera que resiste al Espíritu Santo.
Y por último, para concluir esta enseñanza, en este caso sí es correcto bautizarse nuevamente. Yo mencioné alguna de las maneras más comunes de los falsos bautismos, no que son todas. Yo les digo, estamos en el tiempo final, y si se ponen a indagar, allá afuera hay tantos bautismos extraños, que se van a sorprender.
Pero si se bautizaron de niños, que ni siquiera saben cuándo se bautizaron, o si se bautizaron en un pasado, aparentemente de forma correcta, pero no tenían arrepentimiento, y nadie les predicó que la paga del pecado es muerte.
Por ejemplo, una persona que yo le ministré recientemente; un travesti. Él quería ser sano de ciertas cosas, pero él no pensaba que ser travesti era pecado, y era cristiano supuestamente. Era adorador, pues canta, adora, pero siendo travesti. Y cuando yo le prediqué, y cuando hablé con él, él estaba confundido. Pensaba que, si una persona, aunque se haya bautizado en una iglesia supuestamente verdadera, y digo “supuestamente”, porque no sé qué cómo va a bautizar sin arrepentimiento. Pero suponiendo que se haya bautizado correctamente en el nombre de Jesucristo, pero sin arrepentimiento, ya que él todavía no conocía ni entendía, pues nadie se tomó el tiempo de compartirle claramente que la homosexualidad, el ser travesti, que los afeminados, o los que se echan un hombre con otro hombre, no entrarán al reino de los cielos.
Si nadie le predicó con claridad la palabra, y él no la entendió, aunque se bautice, ese bautismo es falso. ¿Por qué es falso? Porque no hubo un arrepentimiento, nadie le predicó la consecuencia del pecado, entonces no se ha arrepentido, sin arrepentimiento no hay salvación.
Entonces, si se bautizaron incorrectamente, porque no les predicaron correctamente, o no entendían muchas cosas o la iglesia les predica un evangelio diluido, diciendo: “No, tú simplemente ven a la iglesia y di: ‘Yo te recibo Señor’. Y después ve a fornicar, a adulterar, a mentir, a robar. Ya eres salvo, ya recibiste al Señor”.
Prácticamente algunas iglesias, ese es el evangelio que predican: que, si tú vienes a la iglesia y tú diezmas, no importa lo que hagas, ve y haz a lo que quieras. Y esa no es la realidad, bien sabemos que la realidad está en la palabra de Dios. Lo que el Señor dice, eso es, así de sencillo.
Ahora bien, el pecado no lo vencemos con nuestra fuerza, si tratamos de vencer el pecado con nuestra fuerza, eso es como un tipo de legalismo, y es imposible tampoco hacerlo en realidad. Solamente a través del Señor, cuando es un verdadero nacimiento, cuando somos guiados por su Espíritu Santo, entonces hacer lo que agrada a Dios, ya no es una barrera, ya no es tedioso, ya no es un esfuerzo, es algo que en realidad es lo que está en nuestro corazón. Es lo que ahora deseamos hacer. Cuando verdaderamente tenemos ese encuentro con el Señor, y el Señor nos libera y rompe esas cadenas, ahora lo que antes amábamos, ya lo aborrecemos. Ya no hay un esfuerzo, ya no es algo que haces forzosamente, es algo que simplemente lo haces, porque es lo que tú quieres hacer.
Entonces, como en este caso, en Hechos 19:4-6, donde Pablo bautizó nuevamente aquellos que habían sido bautizados por Juan, él lo hizo porque su bautismo estaba incompleto. Por ejemplo, si se bautizaron de niños, si se bautizaron en la muerte.
Yo me bauticé en la Iglesia Católica, por tuve que bautizarme otra vez. Uno tiene que arrepentirse de ese bautismo; si se bautizaron en el nombre de la Trinidad. El bautismo para salvación tiene que ser en el nombre de Jesucristo, esa es una justificación verdadera para bautizarse de nuevo.
Si comprendemos esta enseñanza y las que ya hemos leído, entenderán que el árbol es malo, es decir, que la iglesia donde conocieron al Señor estaba en apostasía. Si el árbol es malo, los frutos son malos. Si el Señor ya le da la convicción en su corazón de que la iglesia donde creían que estaban en la verdad, donde conocieron supuestamente al Señor, entonces se darán cuenta que la Iglesia estaba en apostasía, que no eran verdaderamente discípulos de Dios, aunque hablaban de la Palabra como todas las demás iglesias.
Todas las iglesias cristianas hablan con la Palabra, como los católicos, los testigos de Jehová, etc. Todos usan la Biblia, aunque algunos le han hecho algunos cambios, pero de todas maneras usan la Biblia. La mayoría de las palabras son las mismas, pero si se dan cuenta que la Iglesia está mal, que verdaderamente ya es una secta, que no son verdaderos discípulos de Dios, que su doctrina es errónea, entonces ahí si es una justificación verdadera para bautizarse de nuevo.
Sólo cuando hay convicción del pecado, sólo cuando hay convicción de que la Iglesia o el bautismo anterior estaba erróneo, estaba incompleto, entonces ahí si se pueden volver a bautizar.
Esta es la palabra que tenía para compartirles. Ahora, tomaremos un momento y vamos a orar. Vamos a reprender, porque nuestra lucha no es contra sangre y carne.
Y así como les mencioné, que detrás aún de los falsos bautismos, hay poderes de las tinieblas. Que esos poderes ponen cadenas espirituales a través de ese bautismo, ponen barreras que bloquean el que uno no pueda entender, el que uno pueda comprender cuando alguien le predica. Que es la razón, una vez más, por la que muchos de nuestros seres queridos, aunque le prediquemos, aunque hablemos de la manera más clara y sencilla, aunque le explicamos de los pecados que cometen, no nos pueden entender.
Vamos a reprender esos espíritus, porque son demonios. Así que yo le invito a todos los que me leen, que por favor se pongan de pie y vamos a orar.
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Pastor Francisco Gomez
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